Y es que no hay duda, España no es Europa. Aunque nos duela reconocerlo, vivimos en un país que todavía no le ha cogido el ritmo a la UE. Vamos rezagados en casi todo, y lo peor es que alguien, para sentirse mejor, dijo un día aquello de 'Spain is different'.
Déjenme decir que, efectivamente, es verdad que somos diferentes. Estar a la cola de Europa nos hace especiales. Somos una población con necesidad de reinventarse. Ya está bien de vivir de tapas, sol, toritos y vino. Sólo hay que salir dos pasos más allá de los Pirineos para darse cuenta de cómo se nos ve desde fuera.
Vale que no reciclemos, que no seamos eficientes, que no queramos trabajar de cualquier cosa, que seamos señoritos/as, que...pero, por favor, ¿tanto cuesta aprender un idioma extranjero? No digo ser bilingüe, tan sólo digo defendernos. Ser capaces de hablarlo sin ruborizarnos. No creo que sea el único que piense que, por ser español, pierdes el 50% de las opciones de encontrar trabajo en aquellos países que sí conocen el progreso.
Ya es hora de dar un giro radical y hacernos valer. No podemos dejar esta imagen y herencia a los analfabetos que vienen detrás nuestra. Nosotros somos malos, pero ellos son peores.
De la aviación, educación, economía, estilo de vida y miles de cosas más, mejor hablamos otro día.
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