miércoles, 9 de febrero de 2011

Porto, so close and so unknown...

Qué ciudad tan increíble. 3 noches en ella bastan para prenderte de su olor, su neblina o su colorido. Ropa tendida en medio de la calle, colgando de los innumerables tendederos o, incluso, colocada al sol en medio de la zona turística de la Ribiera...Espectacular. Si alguna ciudad en Europa tiene personalidad, esa es Oporto. No tiene complejos y se enorgullece de sus costumbres, de su idioma y de sus callejuelas adoquinadas.
Altamente recomendable, sólo hay que dejar fuera clichés y tópicos, liberar la mente y dejar que la ciudad se meta en tí...disfrutar de las maravillosas vistas que su plano accidentado ofrece, del magnífico Duero llegando a su destino o de la vecina Gaia y sus archiconocidas bodegas de vino...No hay rincón que no merezca la pena, aún incluso si te pierdes, estarás encontrando la esquina más atractiva de la urbe.
No han renunciado al progreso, darían una lección a muchas ciudades españolas, pero han sabido mantener la esencia que les hace únicos. Puedes pasar de visitar un edificio medieval, una iglesia barroca o la considerada tercera librería más bonita del mundo a montarte en uno de los Metros más modernos de Europa en un instante.
En fin, me encanta viajar y más si, como en este caso, te encuentras con una grata sorpresa en forma de personas, lugares y sensaciones.

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